En 1913, Ritual Dances se convirtió en la trama prominente de la producción de Vaslaw Nijinsky, SACRE DU PRINTEMPS, con el Ballet Russe. En el centro del argumento hay un ritual pagano en el que una mujer joven se sacrifica al dios del sol. No sólo los movimientos de los bailarines fueron "novedosos", sino también la composición rítmica de Stravinsky, que representó una ruptura radical con la tradición y causó un escándalo en el estreno.

Aproximadamente 100 años después, Jose Vidal y Compañía comenzaron a explorar una contraparte contemporánea y se embarcaron en la búsqueda de rituales de nuestro tiempo. El camino fue la cultura del club: la producción respira el espíritu de los acontecimientos psicodélicos, de goa-trance y tecno; rituales diseñados para crear estados de éxtasis a través del ritmo y la música. En este sentido, Vidal y su elenco de 50 bailarines, la mitad de los cuales provienen de su compañía en Santiago de Chile y la otra mitad de la escena local, crean un evento que habla a todos los sentidos.

El multi-instrumentista y DJ Jim Hast, junto al músico Andy Abarzúa, compusieron la música para este ritual colectivo. Sus bajo y banda sonora electro, rica en ritmos, conserva la estructura rítmica de la pieza original de Igor Stravinsky, llamando al público y a los bailarines a un movimiento inevitable, que atrapa en un trance meditativo.

Como una coreografía grupal monumental, Rito de primavera enfatiza la necesidad de redescubrir el ritual para nuestros cuerpos contemporáneos.

Desde su estreno, la producción ha sido vista por más de 10.000 personas y se ha exhibido en varias versiones en festivales de relevancia internacional, como el Festival Santiago a Mil, Festival de Holanda, Festival de Marsella, Kampnagel Hamburgo y Festival Cielos del Infinito, en Punta Arenas, Chile.